Y de repente sonó aquella melodía. Sus pulsaciones pasaron de 72 a 91 en tan solo 2 segundos. La saliva se le acumuló en la garganta. Pelos de punta. Picor en el escroto (con perdón). Solo faltaba ella... Y allí apareció, radiante, majestuosa, increíblemente preciosa. Los ojos relucían más que nunca, estaba hecha para él. De eso estaba convencidísimo. Nadie jamás le podría llevar la contraria. En aquel momento su hermano mayor le golpeó en la cabeza. "¡Quita esa cara de embobao, que pareces retrasado!", dijo mientras cambiaba de canal. Él sintió vergüenza, y bajo al parque a jugar al fútbol mientras pensaba en volver a verla mañana.
1 comentario:
http://www.youtube.com/watch?v=dEUrw3b85r4&ob=av2e
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