Iconoclastas reclutados. Abominables ideales mantecados. Indecorosas réplicas de lo nunca visto, como aquel que dice, sin ni siquiera saberlo, la frase final de un diálogo bergmaniano. Mantenida sobre la colcha de nube, observadora de la realidad más pesadumbrosa, atenta al devenir de los acontecimientos, aparece con su guadaña hipertérrita Ella. Espectante del futuro. Incierto, en cierta manera. Dependiente de sí, independiente de lo demás. Nadando sobre burbujas de cristal turquesa, imitación falsa de lo vívido, de lo vivido. Especialmente sin razón de ser. Porque todo es posible. Incluso yo. Y como muy bien sabes, y yo te recuerdo, incluso tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario